La boda que traemos hoy tuvo lugar en Membrilla, en la Iglesia de Santiago el Mayor, el pasado 13 de agosto de 2022.
Para el banquete y la celebración nos fuimos al Restaurante Los Desmontes en la misma localidad.
Se trata de la boda de Carmen y David. Una pareja que tenía muchas ganas de celebrar su día después de la pandemia y todos los impedimentos que esta les puso para lograrlo.
Desde que pusieron la fecha, hasta el día definitivo, pasaron 4 años. Inicialmente, se iban a casar el 15 de agosto de 2020. Por la pandemia, no pudo ser y se acabaron casando dos años después.
La fecha no es casual y es que durante esas fechas son las fiestas patronales de Membrilla con los conocidos “Desposorios de la Virgen”, que se remontan al s.XIII. Se celebran el penúltimo domingo del mes de agosto y duran 5 días, de jueves a lunes. El jueves anterior al comienzo de las fiestas, San José se saca en procesión hacia la ermita de la Virgen del Espino, donde se la recoge a ella y vuelven juntos a la parroquia de Santiago el Mayor. Ahí permanecen ambos hasta el lunes siguiente.
Por eso, les hacía especial ilusión celebrarlo en estas fechas y que la Virgen estuviera en la Iglesia de Santiago el Mayor durante su ceremonia.
Así pues, estaban los dos con muchas ganas de que saliera todo bien y que no hubiera ningún contratiempo impredecible, sobre todo, después de todo lo ocurrido en los dos años anteriores con el COVID. Spoiler: no hubo ningún contratiempo.
Boda Carmen y David
Carmen y David estuvieron saliendo durante casi 18 años antes de casarse. ¿Y cómo se conocieron? David estaba en un banco sentado con un amigo en la Faja Grande y pasó Carmen con sus amigas. Y le dijo a su amigo: “esa chica tiene que ser para mí”. Y oye, dicho y hecho. David habló con las amigas de Carmen y estas los presentaron oficialmente. A partir de ahí, empezaron a hablar y a salir una noche de verano.
Muchos años después, fueron a Ibiza a ver a la hermana de ella que estaba viviendo ahí. Y David aprovechó la ocasión para sacar una pulsera y pedirle matrimonio. Ella no contestó de inmediato, sino que se puso a reír y le costó decir el “sí, quiero”, aunque la respuesta la tenía clara desde un inicio.
Finalmente, llegó el día esperado y, aunque fue un día pasado por agua con una buena tormenta de verano, salió perfecto. Porque ya conocemos el dicho: novia mojada, novia afortunada.
David sorprendió a todos cantando en la ceremonia en la iglesia. Y los novios abrieron el baile bailando con mucho arte.
A partir de ahora, se imaginan una vida juntos, formando una familia y siendo felices. ¡Esperemos que así sea!